El euríbor se prepara para otro año en negativo, pero cuidado, subirán las hipotecas

Febrero de 2016. El euríbor hace historia y cierra, por primera vez en terreno negativo, donde permanece instalado desde hace casi dos años contra todo pronóstico. Y bajando, puesto que el índice, que sirve de referencia a la mayoría de hipotecas en España, acaba de despedir el año con un nuevo mínimo histórico. El euríbor cerrará diciembre en el -0,19% —a falta del dato oficial del Banco de España—, un nivel impensable hace justo un año, cuando los expertos confiaban en que se acercaría a niveles positivos a finales de 2017 o principios de 2018. Este nuevo mínimo supondrá una rebaja en torno a 70 euros euros al año la cuota de las hipotecas de quienes revisen su préstamo con la referencia de diciembre. Es decir, unos 5,5 euros al mes.

La política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) y unos tipos de interésen mínimos históricos auguran un indicador en negativo, al menos durante otros 12 meses, lo que en la práctica garantiza varios meses más de tranquilidad para miles de hipotecados. Y es que, el pasado 14 de diciembre, el BCE no solo decidía mantener el tipo de interés de referencia en el 0% —tasa en la que permanece inmóvil desde marzo de 2016—, sino que ratificaba la continuidad del programa de compras de activos desde enero a septiembre de 2018.

Desde Bankinter, de hecho, estiman que el BCE "retirará su actual programa de liquidez a lo largo de 2018 y moverá progresivamente hacia el 0% durante 2019 su actual tipo de depósito (-0,40% ahora), subiendo su tipo de referencia o crédito hasta 0,25% en el 4º trimestre de ese año". En palabras de uno de sus analistas, Jesús Amador, "2018 va a ser el último año con los costes de financiación tan bajos".

Los mínimos del euríbor han batido todos los pronósticos. Muy pocos apostaban porque esta situación se prolongaría tanto en el tiempo. Bankinter, que hace justo un año preveía un indicador en positivo para estas fechas, ha retrasado prácticamente en doce meses su previsión y no contempla que vuelva a marcar tasas positivas hasta el segundo trimestre de 2019, como muestra el gráfico superior. No obstante, la subida del indicador será paulatina.

Un euríbor en negativo, sin embargo, no significa que todos los hipotecados vayan a ver rebajada la cuota de sus hipotecas, puesto que, según las previsiones de esta entidad, aunque el indicador siga en número rojos aún durante un tiempo, aproximadamente a partir del segundo trimestre de 2018 volverá a superar los niveles de 2017, lo que se traducirá en las primeras subidas en las cuotas (ver gráfico inferior), las primeras en seis años. Eso sí, se tratará de subidas, en muchos casos, anecdóticas.


Para que nos hagamos una idea, para una hipoteca de 180.000 euros a 25 años a un euríbor +2%, quienes deban revisar su hipoteca en abril, verán aumentada su cuota en dos euros al mes, es decir, apenas 24 euros al año. Por su parte, quienes revisen en la recta final del año, pagarán 12 euros más al mes, unos 144 euros más al año.
Una década en caída libre

Por otro lado, este 2018 se cumplirá una década desde los máximos históricos del euríbor. En julio de aquel año, el indicador cerró en el 5,393%, porcentaje que contrasta significativamente con el -0,19 actual. Y es que, a pesar de que parecía muy poco probable que el euríbor entrara en terreno negativo, lo cierto es que ya lleva 16 mínimos históricos consecutivos —23 meses en negativo—, a punto de romper la barrera del -0,2%.

Precisamente ha sido la política ultraexpansiva del BCE la que no solo empujó al euríbor a terreno negativo por primera vez en su historia en febrero de 2016, sino que dicha política ha sido la que lo ha mantenido en niveles históricamente bajos, de ahí que en su evolución futura sean claves las decisiones del BCE durante los próximos meses.

Según los expertos, los grandes beneficiados han sido miles de hipotecados, mientras que los más perjudicados han sido los bancos, que han visto reducidos sus márgenes y beneficios al tener que prestar tan barato, tanto que se han visto obligados a apostar por las hipotecas a tipo fijo para poder garantizarse unos mayores costes de financiación.



 
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