Los jóvenes se resisten a ser propietarios de una vivienda


La semana pasada, durante la sesión de control al Gobierno, volvía a ponerse sobre la mesa uno de los problemas sociales que más preocupan a los españoles: la precariedad laboral. Se volvía a recordar también que el 15% de la población está en riesgo de pobreza.

Uno de los colectivos que más acusan esta lacra es la juventud, con una tasa de desempleo de casi el 40% en los menores de 25 años, según la Encuesta de Población Activa (EPA) relativa al cuarto trimestre de 2017. En cuanto a los salarios, los menores de 25 años ganaron de media 1.029 euros brutos al mes en 2016 -en 2011 esta cifra ascendía a 1.118 euros-, mientras que la nómina de los menores de 35 se situó en los 1.543 euros, según los últimos datos disponibles de la EPA.

Los bajos salarios de los jóvenes, unidos a su inestabilidad en el trabajo por la precariedad en los contratos que sufren en muchos casos, configuran una de las barreras de este colectivo para acceder al crédito bancario y, como consecuencia, a un bien preciado: la vivienda.

Ganas de emanciparse no les falta. Un estudio realizado por SIMA (Salón Inmobiliario de Madrid) y Sociedad de Tasación refleja que el 53% de los jóvenes encuestados entre 25 y 35 años aspira a irse de casa de sus padres, como propietarios de una vivienda.

En 1997, el 12,5% de españoles vivía de alquiler. En 2016 este dato se elevó al 16%, casi cuatro puntos más

Otra cifra ilustrativa del informe: el porcentaje de jóvenes que acudió al salón inmobiliario de 2017 con la intención de cambiar de alquiler a propiedad se redujo casi 5 puntos con relación a la edición del año anterior. Un escenario parecido se reflejó en el caso de los jóvenes que acudieron al certamen para «formar un nuevo hogar», que retrocedieron en 2,3 puntos.

Cada vez son más los promotores y profesionales del sector en distintos foros los que ponen el foco en este problema. David Martínez, consejero delegado de Aedas Homes, afirma que «los menores de 35 años ha sido uno de los segmentos olvidados por el inmobiliario, y al que debemos dirigirnos en los próximos años».

El directivo realizaba estas declaraciones hace unas semanas en una de las mesas de debate del encuentro inmobiliario anual organizado por la escuela de negocios IESE y la tasadora Tinsa. Sus compañeros de mesa, Juan Antonio Gómez-Pintado (Vía Célere) y Juan Velayos (Neinor) refrendaban sus palabras.
Cambio generacional

Conciencia hacia los problemas de los jóvenes para comprar una vivienda hay, sin duda. Pero no sólo es la barrera de acceso al crédito la razón de que muchos jóvenes no puedan permitirse una casa. En los últimos tiempos, el cambio de hábitos y consumo que generan los millenials están llevando a que este grupo no desee atarse a una hipoteca y opte por el alquiler u otras fórmulas de compartir vivienda que, cada vez, ganan más peso.

Los motivos de esta generación para no querer comprar una casa son variopintos: desde la movilidad geográfica en los trabajos, que les lleva a cambiar de ciudad de forma continua, hasta esperar a una cierta estabilidad de vida en pareja, o simplemente porque han encontrado en el alquiler la opción que más le convence.

A ellas se une otra razón, en la línea de lo que se está viviendo en otros sectores como la música o los coches: el pago por uso. «Una alternativa que se está trasladando al ámbito inmobiliario, motivando un cambio de paradigma en este mercado», resume José Luis Ruiz Bartolomé, consultor y analista inmobiliario, autor del libro Adiós ladrillo, adiós.

La alta movilidad geográfica por el trabajo es uno de los motivos de los jóvenes para no querer comprar una casa

«El cambio de cultura viene también porque en España tradicionalmente se compraba una casa en pareja. Ahora, con el descenso del número de matrimonios y los nuevos modelos de familia monoparentales, muchas personas prefieren el alquiler», añade este experto.

Precisamente el arrendamiento está viviendo su particular edad dorada en el nuevo ciclo inmobiliario. De siempre, España ha sido un país de propietarios, pero en los últimos tiempos las tornas han cambiado. Si en 1997 el 12,5% de los españoles optaba por una casa en alquiler, en 2016 esta cifra se elevó al 16%, según datos del Banco de España.

Si se toman las cifras de Eurostat este último dato ascendía al 22% el pasado año. Un nivel que todavía dista del 50% del mercado de alquiler en Alemania, o del 33,5% de la media europea.

La mayor penetración del mercado de alquiler en los últimos años viene, entre otros motivos, porque cada vez más los jóvenes se reservan «esta fórmula como acceso a la primera vivienda», asegura Antonio Carroza, consejero delegado de Alquiler Seguro. En esta compañía prefieren emplear el término de colectivo no credit, «ya que damos por hecho que el consumidor más joven es el que no puede acceder al crédito. Hay otros segmentos de edades más avanzadas a los que también les afecta el problema, por un salario bajo u otras circunstancias».

Los precios del alquiler vivieron subidas del 6,3% en Madrid y del 10% en Cataluña el pasado año

Carroza considera que en España el alquiler ha estado mal tratado frente a una vivienda en propiedad, «que ha disfrutado de ayudas fiscales». Esto está cambiando en los últimos años y, poco a poco, las distintas administraciones están impulsando ayudas para alquilar para el público joven, entre otros grupos. «No hay que olvidar que la Constitución establece el derecho a disfrutar de una vivienda digna, que no tiene necesariamente que ser a través de la compra», subraya Carroza.

Los precios del alquiler, al igual que los de compra de vivienda, están viviendo un incremento en los dos últimos años, alentados por la fuerte demanda por parte de los que no pueden comprar. En Madrid y Cataluña se registraron las mayores subidas del mercado español, con un 6,3% y un 10%, respectivamente, según datos del portal inmobiliario Fotocasa. En Madrid el precio medio del metro cuadrado ascendió a 11,45 euros y en Barcelona, a12,39 euros.

Si se analizan los precios de casas de entre 30 y 70 metros cuadrados por barrios y distritos, se encuentran opciones disponibles tanto para los bolsillos más acaudalados, como para los más ajustados.

Por ejemplo, en el barrio de Villaverde, en Madrid, el coste medio de la renta para este tipo de casas se encuentra en los 599 euros al mes, una cifra similar si se busca vivienda en Mataró, a 30 kilómetros de Barcelona. En Aranjuez, municipio ubicado a 49 kilómetros de Madrid, se pueden encontrar alquileres por 393 euros al mes, lo que le sitúa como la localidad más económica para arrendar en la Comunidad de Madrid. Son datos de urbanData Analytics, firma que realiza informes y estadísticas centradas en el sector inmobiliario.
Un segmento al alza

El momento álgido que vive el alquiler no sólo impulsa el nacimiento de compañías especializadas en él, como Alquiler Seguro, sino que también está estimulando una mayor profesionalización del negocio.

Este valor es una demanda creciente en un mercado donde más del 90% de las residencias en régimen de alquiler se encuentra en manos de particulares y, en muchas ocasiones, en condiciones que urgen una reforma o una mejora en el equipamiento y los muebles.

Testa Residencial, la promotora especializada en el mercado de alquiler de casas, es el ejemplo más ilustrativo de esta profesionalización del negocio. Será, además, una de las compañías del sector que se prevé que comiencen a cotizar en Bolsa durante este año.

Las nuevas necesidades de los millenials, unidas a este requerimiento de mejorar la calidad de los apartamentos, está alentando fórmulas innovadoras que promueven una mayor flexibilidad y el popular concepto de pago por uso.

Un ejemplo se encuentra en Spotahome, una plataforma de alquiler por periodos, desde uno a varios meses, orientada a estudiantes que pasan temporadas en otra ciudad o a jóvenes profesionales a los que les ofrecen su primer trabajo en una ciudad distinta a la que residen.
El 'boom' de las socimis

Otra muestra de las oportunidades que trae el alquiler lo encontramos en la aparición de socimis (sociedades de inversión inmobiliaria), especializadas en el alquiler profesional.

Excem Capital Partners es una de tantas de estas sociedades que han surgido al calor del negocio. «Está centrada en un modelo de viviendas compartidas dirigidas a estudiantes y jóvenes profesionales», explica Antonio Mochón, consejero delegado de la compañía.

Homiii da nombre al proyecto, que ofrece habitaciones individuales en pisos de alquiler a un precio medio de 500 euros al mes. «Contamos con 181 habitaciones en Madrid, distibuidas en los barrios de Moncloa, Chamberí y Salamanca, y la idea es alcanzar las 3.000 en otras ciudades de España en un periodo de dos años», explica Mochón.

Las socimis abogan por un alquiler profesionalizado y flexible para responder a las demandas de los 'millennials'

Según los expertos, el nacimiento de fórmulas similares y el peso del alquiler en el mercado inmobiliario irá a más en los próximos años. Los jóvenes seguirán imponiendo sus demandas y el sector deberá ofrecerles respuestas.

Sin embargo, el concepto de pago por uso hay quien lo ve con ciertos matices, ya que «una vivienda no se puede comparar con la música o un coche», señala Sergio Nasarre, profesor de la cátedra de Vivienda de la universidad catalana Rovira i Virgili. «La economía colaborativa es buena y tiene sus ventajas. Pero en el caso de una casa, esta fórmula debe estar muy regulada y controlada para evitar irregularidades, como las acaecidas en el ámbito de viviendas turísticas, o plataformas como Uber»

Innovar, sí, pero manteniendo un control estricto. Y siempre bajo la consigna, como reclaman desde el sector, de dar respuestas a un colectivo, el de los jóvenes, que bien por gusto o por impedimento no poseen un hogar estable.

 
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